Aquí se presenta la primera edición del libro fotográfico de la ENCA. Un proyecto sencillo que intenta promover el espíritu de impulsar la imagen (literalmente) de Nuestra Escuela.
Saludos.
Rony Salazar

No quiero profundizar en la diferencia de conceptos que pueda existir entre maestro, docente, profesor, mentor o catedrático. Simplemente reflexionar sobre el difícil arte de ser maestro (en el sentido común de llamar maestro a aquel que trata de facilitar a sus discípulos la tarea de aprender a ser lo que deben ser).
Porque la responsabilidad de fijar en una mente joven y en un alma que puede considerarse intacta en muchos sentidos, no solamente un conocimiento, sino las bases de un modelo de conducta, es muy grande y trascendente. Es prácticamente entender y considerar seriamente el valor que tiene esa vida y el significado de orientarla en el rumbo correcto… Y no solamente tratamos y dejamos huella en una vida, sino en muchas, cientos de vidas valiosas.
Nuestra sociedad actual está marcada por el avance de la ciencia, el conocimiento y la información, pero también se caracteriza por una pérdida significativa de valores, es decir, la importancia primordial que le damos a los “principios de vida”. Y la responsabilidad del maestro es alta. Debemos aprender a pelear una batalla todos los días: contra nosotros mismos primero, negando las ventajas egoístas que pasan sobre la razón y el derecho de nuestros semejantes, contra la corrupción de los sistemas, contra la hipocresía de falsos valores y contra la mentira que se disfraza de verdad benévola.
Los jóvenes ante quienes nos plantamos a dictar un contenido de la ciencia, observan nuestra conducta, juzgan nuestra actitud, son inteligentes e impregnan su conciencia con detalles que van más allá del contenido de la ciencia que “enseñamos”. Dejamos una huella imborrable en ellos y esto constituye un alto privilegio, pero a la vez una responsabilidad muy fuerte.
(Leer notita: "A la memoria de Distinguidos Catedráticos que han Partido")
Rony Salazar
Varados… Esa es la palabra que de manera simple describe la experiencia que tuvimos que pasar en aquella ocasión cuando viajando alegremente hacia El Petén, cuando aún no existía la carretera asfaltada de Cadenas (Río Dulce) a Flores, (si no que el viaje era toda una aventura de terracería), descubrimos, llegando a Poptún, que el camión que transportaba los alimentos para los 3 buses de estudiantes que aquella semana participaban en la gira de estudios “Al Petén”, se había quedado “descompuesto” en Río Dulce y no fue tan fácil conseguir el “repuesto”. Dos días comimos… de puro milagro (creo que un bus regresó a traer parte de la comida) y finalmente continuamos de Machaquilá para adelante. ¡Qué días aquellos! Aprendimos muchas cosas, principalmente a enfrentar la adversidad y formar un carácter más templado. Visitamos uno que otro aserradero, explotación de Xate y otras cosas interesantes de la gira (y “dormimos” en un mercado), finalmente llegamos a la más importante ciudad del pueblo maya: Tikal. Así fue aquella gira de estudios, como todas las giras que la ENCA realiza y cuyas experiencias quedan impregnadas en la mente y corazón de los jóvenes que participan. Conocimiento, formación, cultura y carácter… como Nuestra ENCA…



